Hace tiempo me di cuenta de que la relación con los padres es quizás la más importante y la que más debemos cuidar si queremos tener una vida feliz, próspera y abundante en todos los sentidos.

No estoy hablando de dinero, aunque también. Estoy hablando de abundancia y prosperidad en todas las áreas de tu vida: familia, profesión, parejas, hijos, economía, social, espiritual…

Antes de seguir, quiero explicarte los conceptos de prosperidad y abundancia tal como yo los entiendo. No necesariamente es la que tú tienes, pero te servirá para comprender mejor este artículo.

La prosperidad tiene que ver con crecer, salir adelante y desarrollarse alcanzando objetivos, metas… se relaciona mucho con la carrera profesional.

La abundancia es cuando hay mucho de algo, cuando se produce el fluir continuo de… cualquier cosa.

Por ejemplo:Eres abundante en amigos si tienes muchos y facilidad para hacer nuevos.

Tienes amistades prósperas si más allá de si tienes muchos o pocos amigos, son amistades que han crecido y por lo tanto has creado vínculos fuertes con esos amigos.

Te pongo un ejemplo con el dinero, que te puede ayudar a comprenderlo mejor aún:

Abundancia sería tengo dinero y un fluir continuo de éste.

Prosperidad tiene que ver con que tenga mucho o poco, lo hago prosperar y crecer.

Si lo entendemos así…

..Puedes ser abundante y no próspero. En ese caso tienes mucho dinero y un fluir, pero puede que gastes más de la cuenta y al final tengas problemas económicos.

También puede ser que seas próspero y no abundante. Así tienes mucho o poco, pero lo haces crecer y prosperas.

En realidad, son dos términos que van muy unidos como puedes observar, aunque tienen su matiz de diferencia.

La relación con tus padres

Quiero que primero tengas en cuenta que no estoy hablando de la relación social que puedas tener con ellos.

Te estoy hablando de la relación emocional. Es decir, la relación que tienes con ellos, aún cuando no estás con ellos.

Para entendernos… ¿Puedes pensar en alguien que no está físicamente contigo en este preciso momento? ¿Puedes tener un sentimiento, emoción, percibir tu relación con esa persona aunque no está ahí contigo físicamente?

Ya sé tu respuesta. ¡Claro que puedes!

Si tienes dificultades para integrar en ti a papá o mamá, es normal que esto se muestre en tu vida como una problemática de prosperidad o abundancia.

Es decir, puedes tener la tendencia a vivir situaciones de carencia, de bloqueo en lo profesional y a creer que «todo el mundo» es responsable de solucionar tus problemas o culpable de éstos.

Por supuesto, tú no. ¿Se entiende la ironía?

Como un niño que culpa a su madre de que su pecho no produce más leche, o a su padre de que no tenga los lujos que desea.

Cuando enjuiciamos o esperamos que papá y mamá sean como no son, sin duda nos estaremos metiendo en un grave problema.

Comprender ellos, como todos, están programados y tienen también sus fidelidades inconscientes, nos puede ayudar a comprenderlos mejor y entender su manera de amarnos, que puede ser muy variada y creativa.

Te ayudo con una metáfora, que en el mejor de los casos te ayudará a entender que tus padres te quieren como pueden.

Imagina que tu quieres hacer un poco de pan tostado (tostadas).

Así que coges el pan, lo metes en la licuadora, le das al botón y… ¡Se licuó tu pan!

Te enfadas y empiezas a reprocharle a la licuadora pidiéndole explicaciones: ¡por qué no me tostaste el pan!

La licuadora te mira con cara de incomprensión…

Ella tenía buena intención, quería tostarte el pan… pero es una licuadora y al darle a su botón, sólo licúa.

¿Te parece subrealista?

Lo es tanto como pedir a alguien que sea algo que no es, que actúe de una forma, cuando está programado de otra totalmente diferente.

Las lealtades inconscientes en nuestro clan familiar

Muchas veces esta relación con los padres se ve alterada fruto de lealtades inconscientes.

Por ejemplo, si tu mamá perdió a su padre a una edad temprana y nosotros por afinidad (somos dobles por ejemplo) con el abuelo, estamos ocupando una posición de padre frente a ella, entonces nos será difícil tomar a mamá.

Nos sentiremos con el derecho de juzgarla, y decirle qué está bien y qué está mal como si fuésemos su padre. Tendremos la soberbia de creer que sabemos qué es lo que mamá debe o no debe hacer con su vida.

Es normal, pues estamos ocupando una posición de padre frente a ella.

No obstante, esta es una posición que no nos permite vivir nuestra propia vida y que aunque a mamá parezca consolarle, lejos de ayudarla, perpetua su dolor no superado hacia su padre.

En esta situación, debemos tener la humildad de abandonar cualquier papel que no es nuestro.

¿Cuál es la solución?

Asumir nuestro lugar de hijos con papá y mamá.

No podemos hacerlo motivados por vivir en abundancia, sino porque realmente lo sentimos de corazón.

Cuando aprendemos a vivir en nuestro lugar como hijos, es entonces cuando se está cumpliendo eso de «honrarás a tu padre y a tu madre«, no por dogma, sino porque tiene todo el sentido para nosotros.

Es desde ahí que puedes ver los recursos y lo grandes que son tus padres (pese a que tú antes los veías pequeñitos).

Puedes tomar de ellos y sentir un profundo agradecimiento por la vida que te dieron, más allá de cómo haya sido. Con sus más y sus menos, con lo bueno y lo menos bueno.

En cuestiones de abundancia y prosperidad no lo es todo arreglar esto con tus padres, pero creo que es el pilar en el que todo lo demás se puede apoyar y que sin esa parte, lo que podamos conseguir en la vida no tendrá el mismo sabor.

Yo te invito a reflexionar sobre la relación con tus padres, y la posición que ocupas para ellos.

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Psicóloga Transpersonal, Experta en liberación emocional, Bioneuroemocion y Terapia Humanista- Sistémica

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