Con cinco boles pequeños que encajan perfectamente, uno dentro del otro, quiero mostrar a las mujeres el poder de nuestra matriz. El bol más grande cabe en la palma de mi mano, y el más pequeño es del tamaño de una goma de borrar.
Estos cuencos representan la forma en que nuestra matriz contiene energía y transmite información de una generación a otra. Las mujeres observan mis manos mientras alineo los boles, uno al lado del otro según su tamaño.
Señalo el bol más pequeño y digo: «Este bol eres tú». Mientras deslizo este pequeño cuenco dentro del siguiente, digo: «Fuiste sostenida en el vientre de tu madre». Coloco los dos cuencos juntos en el siguiente y digo: «Los óvulos de tu madre se formaron completamente mientras ella estaba en el cuerpo de su madre. Así que tú también estabas en el vientre de tu abuela».
Continúo encajando los boles, hasta que los cinco están sobre la palma de mi mano, uno dentro del otro. «Tu abuela lleva la energía de la matriz de su madre y su abuela, por lo que también estás conectada con ellas».
Los boles descansan perfectamente en mi mano. Las mujeres están sentadas delante de mí. Veo a cada una de ellas envueltas en capas de energía femenina de las ancestras que las precedieron.
Dejo los boles en el suelo. «Ahora, este bol eres tú», digo, señalando el bol más grande. Del cuenco grande saco el siguiente cuenco, que todavía contiene los otros tres. «Esta es una de tus creaciones.» Uno a uno, voy sacando los boles más pequeños y los voy situando al lado del bol ha sido su contenedor. Con cada cuenco digo a las mujeres: «Esta es la semilla de una de vuestras creaciones». Sigo hasta que los cinco boles, cinco generaciones, están en una línea. Cada cuenco es independiente, pero la acción de sacar un cuenco del siguiente revela la naturaleza de este linaje compartido.«Así es como tu vientre, y la energía que llevas, influye en todo lo que creas. Este es tu legado de creación». La habitación está en silencio, mientras las mujeres recuerdan el lugar de la madre dentro de ellas.
